Cada persona tiene sus referentes. Tus padres son en general tu primer referente. Pero hay más. Y a medida que te vas haciendo mayor van cambiando o van apareciendo nuevos. Hasta que llega un momento en el que el cupo está cubierto. A partir de ahí empieza a restar. Y uno se siente cada vez más solo.
El primer referente que yo perdí fue mi abuela. Desde ese momento supe que no habría sustituto y que era sólo el principio. El principio de la soledad. El principio del fin.
Los referentes no son necesariamente siempre parientes. Pueden ser amigos, a veces algo mayores que tu. Aunque tampoco es imprescindible. Recuerdo los veranos. Bajar a la piscina y decirle a M, te lo voy a contar a ver si lo entiendo. Después ella se hizo psicóloga y ayudó a mucha más gente.
Ahora P dice que va a dejar la medicación, que no puede mas. Y yo, en cierto modo, le entiendo. Ha vivido enfermo casi 40 años, sin protestar, sin que jamás le viéramos tomar una medicina. Nunca se ha quejado de dolor, ha declarado siempre no sentirlo. Ha dicho siempre que es fácil si no te duele. Que lo malo es el dolor. Y ahora sigue sin quejarse. Dice que siente molestias, efectos colaterales. Se va. Se va tozudo. Imperturbable caballero castellano. No dejando nunca de decir lo necesario, callando mucho y también poniendo fin al histerismo, a la tontería. Se va. Y no podemos hacer nada.
Me duelen estos años en los que quienes mas le hemos querido no hemos sido capaces de are feliz. Me duele no haber tenido mas tiempo para el. M tiene razon, me arrepiento ya de no haber estado mas rato a su lado. Me encanta oír como repite una y otra vez las mismas historias, para que se queden grabadas en nosotras. Porque la huella es eso, su recuerdo, lo que deja. Deja un poso hondo, como su cuarto lleno de libros, como su voz. Como su voz, que la esta perdiendo.
Los referentes no son necesariamente siempre parientes. Pueden ser amigos, a veces algo mayores que tu. Aunque tampoco es imprescindible. Recuerdo los veranos. Bajar a la piscina y decirle a M, te lo voy a contar a ver si lo entiendo. Después ella se hizo psicóloga y ayudó a mucha más gente.
Ahora P dice que va a dejar la medicación, que no puede mas. Y yo, en cierto modo, le entiendo. Ha vivido enfermo casi 40 años, sin protestar, sin que jamás le viéramos tomar una medicina. Nunca se ha quejado de dolor, ha declarado siempre no sentirlo. Ha dicho siempre que es fácil si no te duele. Que lo malo es el dolor. Y ahora sigue sin quejarse. Dice que siente molestias, efectos colaterales. Se va. Se va tozudo. Imperturbable caballero castellano. No dejando nunca de decir lo necesario, callando mucho y también poniendo fin al histerismo, a la tontería. Se va. Y no podemos hacer nada.
Me duelen estos años en los que quienes mas le hemos querido no hemos sido capaces de are feliz. Me duele no haber tenido mas tiempo para el. M tiene razon, me arrepiento ya de no haber estado mas rato a su lado. Me encanta oír como repite una y otra vez las mismas historias, para que se queden grabadas en nosotras. Porque la huella es eso, su recuerdo, lo que deja. Deja un poso hondo, como su cuarto lleno de libros, como su voz. Como su voz, que la esta perdiendo.
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