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25/12/2016

SEGOVIA, TOMA UNO: DE LA PLAZA AL ALCÁZAR

Aproximarse a Segovia es un lujo que sólo algunos merecen y saben disfrutar, aquéllos capaces de distinguir el feldespato en el acueducto a media tarde. Coindicen en cuerpo y alma con los aristócratas de las emociones.
 
Segovia es una ciudad única en el mundo. No por su acueducto romano, de 28m de altura máxima, hecho en granito sin argamasa hace 2000 años. No por su bella catedral, que no preside la plaza mayor, sino que deja disfrutar del espacio de ésta, la ensaladilla del Jai y el tapeo en los soportales o al sol si hace bueno. Se queda a un lado, discreta y majestuosa aunque parezca imposible combinar ambas cualidades. Sólo al ir hacia Daoiz para bajar al Alcázar se es consciente de su volumen, la entrada, el patio de lado. Las cigüeñas aprovechan las flechas para anidar en un equilibrio imposible.
 
Empieza la bajada por la calle del que fue valiente militar en mayo hace tiempo y el viento se junta en una encrucijada y da la vuelta, el agua helada de la fuente a un lado y al otro puestos de recuerdos, colgantes metálicos  de los arcos, espadas, manteles, delantales,...se abre por fin la calle en la plaza de la Merced.
 
La plaza de la Merced tampoco tiene presidencia. Es un conjunto impecable. A la derecha edificios de dos plantas con esgrafiado diferente, cada uno; miradores con visillos blancos de encaje retirado alguno escondiendo una mirada atenta. El jardín. Y en el jardín la fuente donde cuando nieva él escribe su nombre con un palo, en la superficie del agua a punto de helarse. La iglesia de San Andrés, con su fachada al aparcamiento justo cuando se estrecha de nuevo y se oscurece la calle y se empina la bajada. El muro circular de la iglesia ha servido de freno a más de una bicicleta que en otro caso hubiera acabado en el Alcázar.
 
El Alcázar, tras pasar el cruce de Velarde se vuelve a abrir el camino y se avista por fin, detrás de las verjas, de los jardines...cómo se yergue el castillo de las princesas. Sus almenas de pizarra parecen falsas, de cartón piedra. Los balcones donde la nodriza mecía al bebé almidonado que se le escurrió de las manos detrás del cual ella voló hacia el foso para morir junto a su protegido.


Desde los bordes del jardín, cansados del cuento de hadas miramos al horizonte y antes de llegar a Zamarramala  y con el mismo estilo discreto que el resto de la ciudad se levanta sin disimulo una iglesia Templaria. Dentro hemos jugado a oírnos sin vernos hablando en las paredes para probar que el misterio es cierto.
Y es que Segovia alberga historia, historias, la atmosfera de invierno impregna las piedras de frio. Cuéntanos.





16/12/2016

ES LA PRIMERA VEZ QUE ME SIENTO HOY

Hay frases históricas. Hay citas memorables. Están los dichos y los refranes. Pero en número uno del ranking mundial de las frases están las ínclitas, las maravillosas, el rock duro de las madres o los padres. Esas promesas imposibles. Esos juramentos que no hay manera de cumplir. O las afirmaciones radicales, que no admiten respuesta ni la piden. Incuestionables y ...que solo las pueden decir ellos.
 
Una frase clásica: "si no decís quién ha sido os castigo a no salir nunca más" ¿qué es nunca más? En una serie vi un día que un padre amenazaba a sus hijos con suspender la navidad. Ese es el extremo de las amenazas. "Como sigáis peleándoos paro el coche y nos volvemos a Madrid" Los hijos se quedan mudos a pesar de que saben en su fuero interno que llegarán a Motril, porque allí veranean todos los agostos, toman filetes empanados y tortilla en la playa. Se queman. Se ponen camiseta para bañarse porque no les gusta echarse crema.
 
 
"Que no me entere yo de que se meten contigo" "Se la va a cargar tu amigo". ¿Cómo? Si no sabe quién es. Si no ha pasado nada más que tu mofletudo hijo, el fantástico y maravilloso, el mejor de los mejores, ha llegado llorando y se le ha ocurrido decir que ha sido Miguel, que le ha quitado la merienda. Será verdad o no la historia. Pero ni el padre va a ir al colegio mañana a quitarle el donut a Miguel, ni el hijo lo ha pasado tan mal porque se quedara su chocolatina. Otras veces ha sido al revés. Pero ese padre que en un pis pas va va a arreglar la vida del hijo es lo mejor del mundo. Mira al padre y sabe que ya nada será lo mismo. Porque nadie tiene un padre tan fenomenal como el suyo. Es todopoderoso. A nadie le quiere tanto su padre como a ti te quiere el tuyo. Ya veremos mañana quién se atreve con mi merienda.
 
Pero la mejor es sin duda "Es la primera vez que me siento hoy". Una madre cuando llega a casa empieza a brujulear, que si la plancha no está recogida, a ver qué hay de cena, qué me pongo mañana, qué se ponen los niños. Falta algo en la nevera, salgo un momento a por cebollas. Da igual que tenga ayuda en casa, que trabaje solo en casa o también fuera. Las tardes siempre están llenas. Es una especie de tic nervioso. La madre recorre la casa buscando errores, comprobando posiciones. Dobla calzoncillos o enrolla calcetines. Recorre como un susurro los rincones del hogar. Lo toca todo, chequea las esquinas. Pasa una vez y otra por el mismo sitio, por un detalle olvidado. Es como los animalillos que se rascan al levantarse. No se puede evitar. Viene con la información genética. Por eso hay un momento en que esa madre se sienta y de ahí no la mueve nadie, ni para meterse en la cama. Todo lo tiene que hacer antes.


YO QUIERO SER UNA CHICA MUSGO


Yo de mayor quiero ser mujer florero. ¡Qué cosas! Sin embargo yo siempre quise ser una chica Musgo. Esas chavalas de caderas estrechas, no muy altas ni muy bajitas, menudas: 1.65m es lo perfecto. Talla de zapato 37, ni pequeño ni pie hombruno. Pero ese tipo de mujer que se pone una 36 ajustada y tiene el culito respingón, y carnes, buena cara, no un tipo de anoréxica. Parece que no le cuesta porque come de todo. No está plana pero no es de tetas descomunales.. Áurea. El pelo suficientemente largo para que se le quede por delante. Pueden ser rubias o morenas. Se  tiñen. Se dejan canas o se ponen algunas mechas. Todo vale.
Muy femenina.
El vaquero le queda como cosido para ella y lleva tacones que no se ven bajo la ligera campana. Camisa de cuadros de leñador metida por dentro sin que se le note la barriga ni le haga bultos. Ó por fuera con camiseta blanca debajo impoluta, de algodón. Se cambia la camisa por un jersey de cuello alto negro y con un collar de perlas ya puede ir a una fiesta. Está estupenda. Y para un día de campo tiene la ropa perfecta, todo le estiliza. Viste colores alegres pero pardos en otoño y más intensos todavía que encienden la luz en el invierno.



 


Es la nuera ideal. Querida hasta por la suegra. Al suegro se le supone el afecto.  Es disfrutona. 
Tan femenina que es irresistible para su pareja. Muy femenina pero no frágil. Tan femenina que es un tesoro para su chico. Tan femenina y robusta a la vez. Sólida como una roca y sin difuminar, sin fisuras. Contorno nítido en cuerpo y alma. Flexible como un junco. Dulce y cariñosa y valiente. Divertida.

Es como cualquier chica sueña ser. La talla musgo, que tus pies sean tan finos como los de Cenicienta. Porque a ellas les encajan los zapatos de cristal. Pueden llevar tacón o zapato plano, deportivas o sandalias.  Ellas salen de la ducha con el pelo mojado y están perfectas. Se peinan con los dedos al salir del agua en la playa o la piscina. No les hace falta coleta para recogerse el pelo porque cuando se les seca al aire están estupendas. Y suma y sigue.
Son tan madrazas que sus hijos varones tienen el Edipo perfecto y se casan con tías estupendas, y las niñas sólo quieren ser como ella. Sonríen siempre. Y saben llorar. Son adorables. Las últimas en la fila de las necesidades. Pero son felices. Parecen iluminadas por un ser superior que las ayuda, les da la paz y el equilibrio para no estar nunca cansadas y siempre disponibles Yo de mayor quiero ser…no quiero ser mujer florero.

A falta de ser una chica musgo necesitamos fuerza las mortales para no envidiarlas y querer acogotarlas de pura envidia que nos entra por no ser como ellas.

14/12/2016

ROGAMOS PRESTEN ATENCION: EL BOCADILLO DE ANCHOAS

Buenas tardes, señoras y señores agradecemos el uso de nuestra compañía para realizar este viaje a través de uno de los mejores manjares de nuestra gastronomía. Ruego presten atención y aporten sugerencias. Serán unos minutos nada más.
 
Del bocadillo de anchoas:
 
Ingredientes:
- Una lata de anchoas del Consorcio. En su defecto utilícese una de un pack de tres de Mercadona. La cantidad de anchoas depende del tamaño final del bocadillo, la distribución de las mismas será uniforme, sin dejar hueco ni hacer montañas. El importante que sean anchoas en aceite de oliva, preferiblemente virgen.
 
- Lo mas importante: El pan. Se utilizará solamente la parte central, aproximadamente  un cuarto del total para un bocadillo. Depende del apetito, pero unos 15cm de bocadillo sacian y alegran lo bastante. Se eliminarán las zonas extremas, los picos. De esta forma se conseguirá un tamaño uniforme e igual anchura a lo largo de todo el bocadillo. No vale cualquier pan, preferible es de estilo rústico, no chapata porque es demasiado ancho, una barra tipo Viena, baguete...o algo más ancha, no excesivamente voluminoso para facilitar la mordida. El motivo de no poner el pico es que hace como el cono del helado, de vía de evacuación de la gotita, en este caso, el aceite. Si bien en un bocata de embutido el pico es admisible no así ocurre en el de anchoas.
 
Asociado con el goteo va el tema de la cantidad de aceite que admite este bocadillo. Es mundialmente conocido el maridaje del pan con el aceite. No hay vino que maride tan bien con un queso como lo hace la pareja del pan y el aceite. Pero no se puede abusar. Influye mucho en este punto de la miga, su capacidad de absorción, porosidad. Lo que no es admisible es un bocadillo de anchoas seco ni que chorree.
 
Los opcionales:
- Dos rodajas de tomate corazón de buey. (Es válido un tomate de pera, entonces hacen falta un par de rodajas más). No es necesaria la sal añadida, basta la salazón de la anchoa. El tomate picado que embadurna el pan es buena compañía también.
- Queso. Al gusto de cada uno. A las anchoas le van los quesos curados y los frescos. Y toda la gama que va de uno al otro.
- Boquerones en vinagre, tantos como anchoas, ni uno más ni uno menos. El tamaño debe ser parecido. Los mejores los de Domínguez. . Tiene nombre: matrimonio. .
- Hojas verdes: Vale rucula, o una lechuga morada.
- Pimientos: asados, de lata, rojos o verdes
- Bonito o ventresca en aceite. En tal caso hay que doblar las precauciones con respecto al aceite.

 Es prudente no abusar de los extras pues se puede llegar a lo grotesco. Las dimensiones deben ser siempre proporcionadas, sin exagerar ni obsesionarse con lo áureo, que el tema no da para tanto. Ni demasiado fino que parezca un sándwich ni tan gordo que se le desencaje a uno la mandíbula.
Se recomienda el uso de servilleta. Por muy bien que se haya seguido el proceso es bueno tomar precauciones. Ciérrese el bocadillo, aplíquese leve presión, para que sea uno todo. Y...al lío. Por cierto el vino tinto o la cerveza son perfectos. Aunque si no tienes más remedio tomate una coca cola. Pero por favor, que no sea 'cero'. Disfruten del viaje. Deseamos verles de nuevo pronto

07/12/2016

SI TU NO ESTÁS AQUÍ, NO SÉ...

La pérdida es adimensional.  La ausencia más que  auténtica es incomprensible. Tanta pena no sabes abarcarla,  no te llegan las manos. Es difícil de manejar, no es dócil. El torrente de lágrimas llega de pronto y el manantial parece siempre abastecido. Te refugias en el abrazo, entrelazas tus brazos a la altura de tu estómago para consolarte, para intentar contenerte. Para calmar el hipo de tu respiración entrecortada y húmeda.
Cuando murieron tus padres no volviste a esa casa, tu casa. Nunca. No volviste a pasar por delante, a pisar tu calle, la calle donde viviste toda tu infancia. La calle que recorrías con tu abuelo cuando le acompañabas al Casino. La calle que bajabas para ir al cine con tus hermanos. La calle por la que paseaste tu sonrisa abierta y tus encantos, tu felicidad. Los rizos se fueron cayendo y empezó a poblarse tu barba. Pero lo que tienes desde siempre es la integridad. Te distingues de otros en eso. De ahí que siempre hayas podido sonreír. Has estado en paz. En paz con tu pasado. En paz con tus creencias. En paz con tus amigos. Por tu justicia y tu coherencia. Podías escuchar sin ofenderte. Eras impermeable a la estupidez, que no al dolor de tus seres queridos. Eras un hombre serio, sí. Eras un hombre austero, sí. Pero siempre seguiste tu propio sendero. Por eso transmitías tranquilidad. Por tu coherencia. Creías en el esfuerzo. Mantuviste el interés y el tesón hasta el último aliento, como si siempre hubiera un mañana. Como si el futuro no te lo fueran a robar. 

Ahora entiendo que no quisieras pasar por tu casa, con su esgrafiado. Yo tampoco quiero ir a la mía. No quiero ver que no estás. Que nunca estás. Que te has ido. Me queda una suerte de consuelo de esta forma, es como si estuvieras de viaje, como si justo ahora no te he encontrado. No quiero saber que te has ido del todo. Ahora que soy mayor y estoy más cerca de ti. Estaba. Ahora que siento que converjo. Sentía.

Paralelas vienen siguiéndome; espacio y tiempo juegan al ajedrez ahora tú, no dejes de hablar, somos: coordenadas de un par....


Soy egoísta y me hubiera gustado que te hicieras viejo, lo que nunca fuiste. Eras mayor y estabas enfermo. Pero nunca fuiste un anciano. Egoístamente pienso que estarías aquí y podría disfrutarte. Tantas veces siento ganas de contarte algo que ha pasado, comentar contigo un éxito de un pariente. La felicidad que noto en tu yerno al verle hacer lo que le gusta. Te quiero llamar, preguntarte una duda, contarte un chascarrillo. Compartir un libro. Un paseo. Hacer fotos del mismo sitio. Escuchar una y otra vez la misma anécdota. Egoístamente. Porque para ti hubiera sido sobrevivir y no vivir. Perdóname por intentar retenerte. Perdona.

BOCATA DE ACEITUNAS O DE CALAMARES

Este parece un tema para llamar a la radio y que cada uno diga cuál es su bocadillo preferido. Todo vale en el mundo del bocata. O casi todo. Basta con que el pan sea bueno. Lo demás son detalles y sólo marcan sutiles diferencias entre las especialidades. Un detalle que marca diferencias es que todo el bocata esté lleno, esto es, mejor sin pico, porque al pico no le suele llegar condumio. Además es bueno que esté partidito el "asunto" de manera que cada bocado tenga su relleno.
Hay ingredientes mágicos: los pimientos: Un pimiento rojo le dice mucho a cualquier bocata, por ejemplo un buen bocata de atún de lata y pimientos es difícil de superar. Valen pimientos asados y de piquillo, de lata. Sin problema.
Un clásico son los de calamares del Brillante. No sé que secreto guardan. Esos calamares que no son elásticos, tiene el rebozado perfecto y el aceite justo. Puedo olerlos ahora mismo, el recuerdo es tan nítido que es presente. Oigo a los camareros detrás de la barra invitando a la gente a probarlos.
La  canallada en versión bocata es el 'rapidillo'. Esto es, en plan madre con prisas. Pan tipo chicle. Alguien lo guardó en una bolsa de plástico. No hay dos mitades separadas completamente, sino que el cuchillo no ha llegado a cortar del todo en dos el pan. Y el relleno: pegote de Nocilla durito, recién sacado de la nevera, o un par de rodajas de salchichón tiradas a boleo, que no ocupan la superficie entera de la miga por mucho que lo recoloques. O el típico que tiene una sola loncha de jamón, lomo o lo que sea y al primera bocado te llevas el contenido que masticas como puedes y te quedas con el continente en la mano vacío, sin relleno. (Como habíamos empezado a indicar en las instrucciones del buen bocata, esto es lo contrario) Una pena.

Pero para gustos los colores: El clásico bocata de chorizo de Pamplona, le echa un pulso, con pan rico, al que se ponga por delante. Donde esté el chorizo de Pamplona, con todo su colesterol, su grasita, que se quite el chorizo pata negra. Tampoco están mal los chorizos de Cantimpalos. Puede ser frito también, o al horno. Y si hablamos de salchichón, cualquiera vale. El bacon es un valor seguro. A los quesos les va mucho una rodajita de tomate. Cuanto más fuerte sea uno más le dice el otro. Si el queso es fundido pega con todo, filete de lomo, pimiento verde frito, panceta...Por supuesto no se puede olvidar el jamón, del negro, con todo el tocino. Sin pan también está rico el jamón. Bocata de torreznos, de patatas fritas de bolsa o de las de la tortilla. Bocata del camino. De tortilla francesa o de patatas. Bocadillo de morcilla, de la pringá del cocido. Pepito con un filete que boza. Siempre hay que conseguir que la grasa no sea excesiva para no ponerse perdido. Y tampoco los ingredientes deben ser excesivos para poder morderlo sin que se descuajeringue. A ser posible al dar un bocado se debe conseguir que el resto siga integro y no sea devorado al primer mordisco todo el contenido y te quedes con el continente.

¿Y ese bocadillo de mantequilla con azúcar? Ya no se estila. Pero tenía su punto.


En plan fino uno de mis favoritos es el de pastrami, o de salmón, con pepinillos y mostaza, entre dos rebanadas de pan de molde, si es negro, mejor que mejor. Pero en el momento actual de la cocina,  lo que no lleve rúcula o canónigos, menta o albahaca, una gota de vinagre de Módena y cebolla crujiente...no tiene derecho a entrar en el arco del triunfo del bocadillo.

Solo hay una excepción para mi, y es el bocadillo de aceitunas. Una vez le dije a mi padre que qué problema tenía con los valencianos. Cuando llegábamos a Valencia siempre se enfadaba. A mi me daba terror su voz enorme. Nos perdíamos sistemáticamente para llegar al puerto. Yo soñaba con que al año siguiente supiera llegar. Pero de un verano a otro cambiaban el sentido de las calles o simplemente mi padre no se aclaraba. Entonces preguntaba y los paisanos nos liaban más todavía. Mi madre no ayudaba mucho porque acostumbra a dar consejos de copiloto peatón. Esto es, no tiene en cuenta que va en un vehículo. Sus indicaciones son de carácter instantáneo, sin tener en cuenta que estás circulando a 50km/h ni las calles prohibidas o giros impedidos. El caso es que yo tenía amigas valencianas muy majas. Y no entendía. Le pregunté a mi padre qué pasaba con los valencianos. Me dijo que eran bobadas suyas, que lo único raro de ellos es que se les atribuía el disparate de que comían bocadillos de aceitunas. Nos reímos. Al llegar a la playa un día se lo conté a mis amigas. Me miraron sorprendidas: "¿Y qué pasa con los bocadillos de aceitunas? ¡Están buenísimos! Sin hueso, claro." Por ahí no paso. Padre. No te preocupes.

¿DE QUÉ NOS SIRVIÓ HACERNOS MAYORES?

A nuestros padres les decían: "Cuando seas mayor, comerás huevos". En cierto modo era literal. Dependiendo de la fecha de nacimiento el huevo era un tesoro que comía únicamente el padre de familia, que se ocupaba de sacar adelante al resto. Mi abuela decía "una peseta un huevo". Yo no lo entendía muy bien. En plan concreto: Una docena de huevos debía costar mucho mas de 12pts, no me acuerdo. El caso es que no me salían las cuentas. Ella mientras freía torreznos para desayunar y patatas fritas. Era mayor y hacía lo que le daba la gana. En cierto modo estar con los abuelos era lo más parecido a ser mayor. La tolerancia era elástica. Salvo en cuestiones de menor importancia, como apagar la luz pronto o algunas tareas impuestas que jamás hubieras hecho en casa, todo era mover los límites de la libertad.
 
Pero al cabo, (nada os debo, me debéis cuanto escribo...)sí, nosotros soñábamos con ser mayores para poder hacer lo que nos diera la gana. ¿Y? Define "'hacer lo que te de la gana" Es que no queríamos crecer para tener más responsabilidad, No. Ni queríamos madurar. No estaba clara la edad objetivo. No. Tan solo que queríamos hacernos mayores para hacer lo que nos diera la gana. Fuera lo que fuera eso. Acostarnos tarde, ver pelis porno, comer guarrerías, pizza a diario. Si no hay pizza entonces una hamburguesa. Ponernos lo que quisiéramos, tacones, escotes, tachuelas, pero largo, corto, de colores. ¿Y? Y después qué. "después de ti. Después de ti no hay nada. ¿Para qué me curaste cuando estaba herido?. Si hoy me dejas de nuevo con el corazón partío" Eso es otro cantar.


Lo más próximo a hacer lo que te de la gana, sin haber crecido lo bastante como para que fuera real, era estar sin padres. Solo en casa. Todos teníamos amigos que estaban 'sin padres' con mucha frecuencia. Planazo. Había que ir a esas casas al par de días de que se hubieran ido los padres y al mes. A los dos días la nevera estaba llena, relucían los libros en las estanterías. Fiesta el viernes. Alcohol para todos. Sensación de libertad. Pasados los primeros brillos una casa sin padres era un desastre donde no quería ir nadie, ni la asistenta estaba dispuesta. Se plantaba en jarras y no había forma de que flexibilizara su postura. Una casa sin padres era un caos para el invitado y un desasosiego inconfesable para los hijos. Estaban deseando verles. Eso sí, el día previo a la vuelta se organizaba zafarrancho, todo en su sitio, limpieza general de la torre de cazos y cacitos, reposición de botellas en la medida de lo posible. Jornada de ventanas abiertas y desinfección general.
¡Qué alegría la vuelta a la rutina y a obedecer a regañadientes!


Está tan idealizado lo de hacernos mayores que no hay decepción más grande que ésa.

04/12/2016

¿CUANTOS AGUJEROS SE TAPAN CON LA LOTERÍA DE NAVIDAD?

¿Qué es eso de tapar agujeros? ¿Lo importante es compartir? ¿Pero se puede saber de que estáis hablando? La lotería de Navidad, el 22 de diciembre, fecha para la que el común de los mortales de gasta la hijuela, firma papeles para dividir con amigos un décimo no vaya a ser que toque; compra en el bar donde desayuna, en el Banco que le cobra implacable la hipoteca. Compra en la charcutería y en la frutería, compra en el aeropuerto si va de viaje...Compra en la oficina, no vaya a ser que toque y al día siguiente esté yo solo en el trabajo. Todos los por si acaso se cubren en esa fecha. Nunca son suficientes. Siempre te queda alguno donde podías haber comprado porque pasabas por delante a diario. Como si haber comprado allí, donde tocó, te hubiera garantizado que tú ibas a elegir ese número en el abanico que exhiben tras el cristal. Si tú siempre dices 'el que toque' ó 'el que usted quiera' al lotero, tratando de poner en él una responsabilidad, que no te sientes capaz de asumir.
 
En Navidad te encargas de cubrir tus frentes. Y resulta que el mensaje publicitario es que lo importante es compartir. ¡No fastidies! Lo importante es que te toque. Hago un viaje hacia atrás. Me siento como con el juguete que has pedido a los Reyes y te han traído, un Scalextric que acabas de montar, los mandos con pilas, doble piso, puentes, zona de aparcamiento o el Nenuco pepón cubierto por sus sabanitas, en la  cuna rosa, recién dormido. Llega tu madre, o el adulto de turno  y dice que hay que compartir ¡Y una mierda! ¿Cómo va a ser compartir lo importante?. Este es mi bebé igual que este es mi décimo de lotería y mi mando. Me ha tocado a mi. Me lo han traído los Reyes porque me he portado bien no como el canalla de mi hermano que todo lo rompe y no le gustan los guisantes y se come los mocos.
 
Lo primero que te hacen compartir es a tus padres. Eso sí que es duro. Un buen amigo y casi un padre para mí, me contó por qué dejó de creer y fue por un asunto de compartir más o menos. De compartir a su madre. Después de compartir a tus padres, antes de aprender lo que es tu propio entorno y antes incluso de saber tus propios límites te enseñan a que otros pueden traspasarlos para compartir. Juguetes, cuarto, material escolar. Luego vendrán los apuntes, los amigos. Lo vas disfrazando con que se trata de intercambios. Empiezas a negociar. Porque no, no, no estamos preparados para compartir. Te puedo prestar esto porque es mío. Pero es mío. No me hagas un lío, hazme ese favor.
 
Y resulta que el día más mágico, que es el de la lotería, (casi como el día de Reyes) nos dan el argumento de cuando éramos niños. "Que lo importante es compartir". Y el colmo llega cuando se entrevista a los premiados, que utilizan siempre el dinero para tapar agujeros, como si fuera yeso o el encalado de la pared...¡NO!  Te ha tocado el gordo de Navidad, deja que la sangre corra por tus venas, grita, agárrate a ese número y sueña. Para eso compraste lotería, para cumplir un sueño, no para tapar agujeros. ¿Cuántos y de qué tamaño son los agujeros de los ganadores de la lotería?

29/11/2016

DEPORTES DE CABALLEROS

Como en todo en la vida: siempre hay clases, categorías. Para ganar y perder. A la hora de vivir y sufrir o ser feliz. Se nota el último hervor, la cocción perfecta. Al fin y al cabo; la educación.


El deporte no es una excepción. Dicen que el rugby es un deporte de bestias jugado por caballeros. Son conocidas las cervezas después de los partidos entre equipos rivales. No solo es que se dan la manos al acabar el encuentro. Es que son amigos. Y si no lo son más a mi favor. Se comportan
 
Igualito que el fútbol. Ese Ronaldo metiendo el sexto gol en el tiempo añadido de un partido cuyo resultado acabó en 6-0. Para mas inri lo celebra despelotándose ante un público fervoroso y entregado que grita su nombre enloquecido. NO GUSTA, a mí no me gusta. ¿Cuándo se ha visto tomar una copa al entrenador del Madrid y al del Barsa? Da igual después de un partido o cuando. Son enemigos.
 
El baloncesto no llega a ser el rugby, pero cuando un rival saca más de diez puntos al otro y especialmente y le dobla, o está siendo una victoria fácil y holgada, la ultima posesión de balón no es abusiva nunca cuando es el equipo ganador quien dispone de esos 30 segundos. He visto no tirar a canasta y sacar la pelota del campo a falta de segundos para dar la mano al contrincante y no humillarle. ¿Qué necesidad hay?

Pues bien, esto se aprende desde la cuna. He visto canchas de un deporte x practicado por niños, protegidas por cristales de seguridad para que ellos no oigan los insultos que propinan los amantes padres al equipo contrario, al entrenador, árbitro o a quien corresponda. He visto niños decirles a sus padres "papá, mamá, no os metáis que nos descalifican". Ese padre con la vena del cuello latiendo que grita con su chándal de lujo y bebiéndose una tras otra latas de cerveza, a su hijo que corre en el barro intentando no esnafrarse para darle satisfacción. Solo para eso. Estamos educando a monstruos. Yo quiero que vuelva el rugby

 
 
 
 

YO EN LONDRES SOY UN PIVON

La perspectiva y viajar van juntos. Son sumandos de una ecuación que siempre da positivo. Alejarse es la manera de ver las cosas con ojos objetivos y serenos. Mirar desde fuera aporta muchos datos para entender. Es una cuestión de perspectiva, cambia el ángulo, míralo desde arriba, desde abajo. No eres el ombligo del mundo. Abre esas enormes orejas y esos ojos, usa tus piernas y camina. Sal de tu zona de confort. Y aprende.


Muchos hombres sabios estudiaron los problemas que más agravan la convivencia, el atocinamiento que pensar que más allá de las fronteras de tu pueblo no hay nada es casi más severo que el dramático hecho de ser analfabeto. Lo último tiene solución, a base de esfuerzo y  trabajo. Ser un paleto mental, un lerdo, no tiene arreglo. Bueno, lo tiene: Viajar. Pero hay que dar ese salto.
 
Valga como ejemplo la experiencia propia. Años 90. Principios. En Madrid todo eran tías buenas y/o chavalas modernísimas a las que cualquier cosa les sentaba bien. Yo, estudiante de ingeniería y gafotas, no me consideraba parte del pastel. Ellas igual podían llevar unas Dr. Martens que un zapatito de salón, manoletina o alpargata....que con cualquier zarria estaban divinas. Chaquetones enormes, vestidos cortos, tachuelas...daba igual. Sin embargo tu/yo, alma de cántaro, desempolvabas el armario entero, te probabas toda tu ropa, la de parientes y amigos hasta salir de casa hecha una cuadro, mal peinada y sintiéndote el patito feo en ese mundo de cisnes.
 
Tú te crees que y Londres es la cuna de la moda, de lo moderno, de lo cool. Y lo es. Pero al dar el salto, coger la energía para salir de tu caracola, empezabas a creer en ti. Un poco. Pero lo más sorprendente era llegar a la facultad y que te preguntaran si eras francesa, ¡JAAAA! Esa si que es buena. Y a continuación si te dedicabas a hacer pases de modelo. ¡Qué risa! ¿Cómo cuento yo esto en Madrid? Y es que la perspectiva ayuda a la libertad, a no estar constreñido por rutinas y estereotipos impuestos en el pequeño grupo social en el que te mueves. Salir al aire, sentir el frío, el miedo a lo desconocido, quitarte de tatuajes te abren la mente. Y no hay nada más bello que una mente abierta.

Es imposible ser un cateto si viajas. Aliméntate de culturas y sabores distintos. Solo así serás capaz de tolerar, y entender. Es parecido a madurar. Y aquí vuelve el padre, que tuvo siempre esa capacidad, de escuchar a cualquiera, se ser libre, viajar y aprender hasta el último segundo que le quedó para respirar.



QUE COSA FUERA CORAZON, QUE COSA FUERA

Mi amiga confiesa que ella es de trencas. Que le encantan las trencas. Que se compraría trencas cada invierno si no racionalizara cada solsticio al llegar el frío y parara su instinto al mirar en su armario, en el que cuelga la que se compró el año anterior, con su etiqueta. No llegó a usarla. Y es que le gustan de todos tipos y colores, calentitas, con borrego, sin borrego, con huesos como botones, con botones enormes de madera. Siempre con capucha. ¿Qué sería de una trenca sin capucha? ¿Qué cosa fuera la maza sin cantera? ¿Qué cosa fuera corazón, que cosa fuera?

Ante tamaña confesión yo me doy cuenta de que mi debilidad son los jerséis. Destapo la caja de Pandora de mi debilidad. Recuerdo el libro de Senda. ¿o qué será? Salen los vientos representados en cintas de colores. No sé en qué acabará esto. En especial me privan los jerséis color crudo o blanco. Me vuelven loca completamente. Es ver un jersey crudo y sentir inmediatamente que lo necesito. Me llama, uno porque tiene ochos. El otro, el cuello cerradito que queda genial con una camisa debajo. Y aquél abierto sin botones, es justo el que va con los vaqueros. Me pondría como broche esa enorme de flor que tengo. Suena la alarma. No compres jerséis. ¡No más pulóveres blancos! Es mi armario que protesta. No puede con el monocromo. El albero inunda mis cajones.

Yo me burlaba de mi hermana cuando llegaba exhausta y emocionada tras una tarde de compras con su falda nueva: negra. “¿Te gusta?” La sonrisa pintada carmín en su rostro, iluminándolo. Me sentía incapaz de apreciar la diferencia entre esa falda negra y las otras mil que colgaban de sus perchas. Ella se molestaba mucho. ¡No tiene nada que ver! Esta tiene una abertura lateral y, además, queda por debajo justo de la rodilla. Ésta es de sport, ésta de lana, esa de tubo. ¡No tienes ni idea! En efecto, hay tantas faldas negras como jerséis crudos o trencas.

Cada uno tiene su trenca. Mi madre la tiene con los anillos gigantes. Le cubren la falange entera, con algunos no puede doblar bien el dedo pues casi le cubren el nudillo. Quedan genial si fumas, con sus reflejos, brillos, sus colores, perlas variadas, dorados y platas. Debería hacer una exposición. Imagino una enorme tabla de madera con sus joyas ordenadas en un perfecto desorden. Un cuadro de luces. Al menos los anillos son pequeños en comparación con las trencas o los jerséis blancos. Con una caja se resuelve el problema de almacenamiento. Los anillos, además, los hay de todos los precios. Ahora que están las tiendas de los chinos, esta es una pasión más o menos económica. Falsas perlas y diamantes se regalan por un par de euros. Total, son casi de usar y tirar. Peor son los amantes de los zapatos y si tienen un pie grande ¡para qué contar!

En fin. Las pasiones son intransferibles. Incomprensibles. Llámalo manía. Si fueras especialista seguro que sacabas punta al asunto y me decías algo interesante o absurdo respecto a mi personalidad, un trastorno leve debido a una pasión escondida. Yo sé que me gustan los jerséis crudos porque me recuerdan a la arena de la playa. Me imagino la tarde cayendo y que empieza a soplar la brisa marina del atardecer. El cielo cambiando de color y juntándose con el agua en el horizonte. Cualquier jersey crudo combina con la ropa del mar. Un vestido de flores que asoma bajo la cintura. Es puro romanticismo. Abro mi armario y ya puedo oler a sal. Me veo paseando por la arena fría. Noto el calor en la espalda porque me quedé dormida leyendo al sol. Se mezcla mi color tostado con las ronchas de sal. Sin vacaciones, ¿qué menos que la arena en mi armario? ¿Qué cosa fuera? ¿Qué cosa fuera la maza sin cantera?


27/11/2016

CUANDO ESO OCURRE YA NADA VUELVE A SER LO MISMO

Y de pronto llega, desde el pretérito perfecto, la frase justa. Arriban las palabras que enhebran eso que estás sintiendo, ese dolor desconocido, ajeno a todo lo que te ha ocurrido en tu vida hasta ese momento, distinto a cualquier pena, a cualquier pasión. "CUANDO ESO OCURRE YA NADA VUELVE A SER LO MISMO"
 
Empieza la pena a borbotones. Sigue la incredulidad. Desconcierto. Luego un enfado con no sabes muy bien quién. Vuelve la incredulidad. Se mezcla todo con una simple ausencia temporal. Disfrazas la pérdida con una separación más larga de lo habitual. Quizá un viaje, un hace mucho que no nos vemos. Cuando de pronto vuelve como un mazazo la sentencia. Y otra vez es cierto que se ha ido. Esta vez para siempre. Para siempre. ¿Cuánto es eso?
¿Cuándo te puedo llamar para contarte el último logro de uno de tus nietos? ¿Cuándo vienes a comer que hemos hecho croquetas? ¿Cuándo vas a estar mejor y nos subimos a Peñalara? ¿Cuándo damos la vuelta entera al pantano? Ese gin tónic de por la tarde cuando el cielo cambia...¿no vas a tomarlo? Te he puesto hielos, no muchos, ginebra hasta 10 (en número, son más de dos cifras) y poco más. No toda la tónica. ¿Has visto el cielo? La misma foto. El mismo sitio. La misma hora. Ese es un cielo de Anunciación. Ese es de tormenta. Ese es rarísimo. Ese dice que va a nevar. Pero cada día es diferente. Igual que el camino de ida siempre es distinto al de vuelta.
Y no me dices nada de este vestido "¿pero de veras te gusta eso que te estás poniendo? tan corto, tan transparente, tan escaso y tan ceñida". Que como salga a la calle voy a morirme de frío si salgo así. Dime algo. Todo me recuerda a ti. Los olores, las palabras de los otros. Las noticias. Pienso en qué hubieras dicho ante tal o cual suceso. No puedo evitar tenerte presente. Pero sé que no estás. ¿O no lo sé? ¿O sí estás? Quizá fue todo un mal sueño.
 
Y vendrá al cabo, la aceptación, resignarnos a tu recuerdo tras un duelo largo y oscuro. Dejas un hueco enorme. Ahí quedará.
 
Llenabas mucho. Es verdad.
 
No. No perdono a la muerte enamorada. No perdono a la vida desatenta.
 
Recuerdo un recuerdo tuyo. Bajaste del monte, no del campo, con una historia: Te habías encontrado a un niño solo y asustado en el camino, subiendo a la fuente de las campanillas por ejemplo. Le dijiste "te has perdido?" Y él "si", llorando. Y tú "ven". Anduvisteis juntos un rato. Habías visto, en un claro, a un grupo de gente con mantel de cuadros, mantas extendidas., tortillas de patatas, filetes empanados y nevera azul. Balones cruzando la tranquilidad de la mañana. Cambiaste el itinerario para llevar al niño al claro. Cuando estabais llegando, después de contarle de lo bosques y la importancia de no salirse nunca del camino, paraste un segundo y le preguntaste "entonces, qué es lo mas importante cuando se sale al monte a pasear" él te miro con respeto y expectación. Y tú dijiste "llevar un buen calzado". El niño sonrió, te dijo adiós y echó a correr hacia su familia después de un "adiós señor". Tras los arbustos, discreto comprobaste la alegría de los padres que ya habían empezado a inquietarse, o no, por la ausencia y ante las preguntas de cómo había encontrado el camino de vuelta el niño se giró y señaló el hueco entre los árboles donde le habías despedido. No había nadie. El niño creyó en ti. En tu magia.
 
Yo también creo, padre. Debo subir al monte pronto, cuando deje de llover.
 

14/11/2016

A TU QUERIDA MEMORIA


Hay una zona, hay un sitio no de moda.

En la sierra de Madrid, subiendo hacia el Puerto de Navacerrada, pasada la Residencia del Hispano, a la izquierda está el Ventorrillo. Por un camino ancho, tras una valla, se llega a la casa de las Mariposas, y a otras casas forestales. Es terreno de jara, víboras y pinos. Existe otro camino, un poquito más estrecho, algo retirado de la entrada. Esa vereda baja hacia el valle...

Hay una zona, hay un sitio no de moda.

El sendero discurre más o menos entre pinos, en sombra. Pero al llegar a una curva se despeja; y crece, en la margen derecha, un árbol enorme encadenado. De los eslabones cuelga la frase "A TU QUERIDA MEMORIA". Poco importa la historia real; la que yo tengo, es la de una pareja de caminantes. Un matrimonio que hacía el camino con frecuencia y al llegar a ese punto se sentaba a contemplar el valle, al sol. Él o ella faltaron un día y ella o él encadenaron el recuerdo en el pino centenario, dejando holgura para su crecimiento. Se volvieron a sentar en el mismo punto, cada vez que recorrieron el camino, solos. Y allí se homenajearon con el recuerdo.

Hay una zona, hay un sitio no de moda, no hay gente alrededor, ¡solo sus huellas!

He tenido la suerte de ser hija tuya, padre. No creo haber estado nunca a la altura. Y eso me duele ahora, que ya no tengo la oportunidad de remediarlo y que tu lo veas. Que tu lo disfrutes. Que te sientas orgulloso. Nunca presumiría. Veo tus huellas en todos los objetos. Cada gesto, cada color, las palabras, todo me recuerda a ti. No te he echado de menos porque siempre has estado. Quizá a una distancia en kilómetros, pero no me hacía falta verte, ni hablar contigo. El teléfono no ha sido un gran amigo tuyo, el último adulto sin móvil murió el 10 de noviembre pasado. Sabía que estabas ahí, sin llamar, sin ir. Sin verte.

Me has enseñado todo lo que soy y sin embargo siento que no he sido capaz de agradecértelo, que no te lo he dicho bastante. Que no te he achuchado lo suficiente. Que nunca te he hecho saber lo mucho que te quiero, lo generoso que has sido conmigo siempre. Tu respeto a mis decisiones, tantas veces erradas. Tu silencio. Tu apoyo incondicional. Aunque no estuvieras de acuerdo. Aunque supieras que estaba cometiendo un error. Tu ayuda. Tu rigor. Tu exigencia. Tu paciencia. Tu bondad. Tu capacidad para tolerar a los demás, para escuchar, para hablar sin criticar. No tenías envidia.

Tengo la sensación de no haber aprovechado lo bastante tu regalo de haber cumplido 82 años siendo mi padre durante 51. No todo el mundo tiene tanta suerte. Tú me dirías 'Cuida de vuestra madre'. 'Cuida de tu marido y de tu hija'. “Cuida de él”, fue tu despedida. Lo hice. No has sabido lo que era la pereza. Tú nunca has necesitado nada. O no lo has pedido. Y no hemos sabido colmarte con todo lo que mereces, que merecías. Dice alguien que te quiere que 'eras diesel'. Es verdad. Lleno de detalles para los demás, pensando en el otro, pero sin necesidades para ti. Y no ha sido por falta de gusto, por no identificar entre lo bueno lo mejor. Porque tu sensibilidad y buen gusto eran evidentes, tus modales impecables. Nos pediste perdón antes de irte. Fuiste, en el buen sentido de la palabra, bueno.

Ojalá haya un Cielo de verdad, porque ése será tu sitio. Donde puedas volver a pasear, a tomarte un gin tonic al atardecer, donde puedas charlar de tus cosas con los amigos, contar historias a niños y a adultos. Ojalá haya un Cielo porque te deben estar esperando. No perdono a la muerte enamorada, no perdono a la vida desatenta. Padre, cuánto siento tu muerte. Estás en todas partes. El monte me recuerda a ti, los olores, el café. Los gestos cotidianos me recuerdan a ti. Ojalá haya un Cielo, porque estarás allí. Desde que tu corazón, ya terciopelo ajado, dejó de latir, empecé a echarte de menos. Ahora nos queda un vacío que no se va a poder llenar de ninguna forma. Tengo muchas más palabras, pero todas se juntan en una: Gracias.

(la foto de las flores es en Segovia, claro, donde quisiste quedarte)



12/10/2016

EXISTE LA REENCARNACION


No es una pregunta. No es un planteamiento religioso. Se trata tan solo de la constatación de una evidencia. La realidad. Su análisis exhaustivo. La voz de la experiencia. La recolección de datos. Lo que nunca engaña: La observación neutral y meticulosa. Sin alteraciones emocionales que pudieran contaminar la conclusión.
 
En fin. Procedo a explicar lo evidente por si acaso no ha quedado claro. Aunque me extraña.
 
Mi tío murió un tres de mayo. Nadie me lo contó. Lo sé porque le vi recién muerto en la cama del hospital. Hubiera jurado que respiraba, que latía. Sin duda estaba aun caliente. No le habían tapado siquiera. Había color en sus mejillas. Pero no me gastó una broma cuando entré en la habitación. No fumaba su puro, no apoyaba su mano en mi tía, no leía, no jugaba con sus nietas; no descansaba. Acababa de morirse. A mi tío no le tocaba. Yo había ido a verle antes de que le operaran. Mi tío no tenía cogida hora con la de la guadaña. La habitación estaba llena de luz, era la hora del café. No es momento de morirse. Mi tía se lanzó sobre mí vacía por el desconsuelo, y me llenó de lágrimas de incomprensión y de pena.
 
Desde ese día he visto a mi tío montones de veces por la calle. En la Castellana esperando a que el semáforo cambiara. No puedo demostrarlo, ni falta que me hace, yo iba en coche y no podía parar. Le he visto sentado leyendo el periódico en una cafetería. Al entrar yo él ha tenido que irse y no he podido hablar con él. Me ha dado igual. Sé que está bien. Le he visto en mis sueños. Me ha contado historias de cuando yo era pequeña. Me ha hablado de mis padres. Ha gastado un montón de bromas. Me ha tomado el pelo, se ha reído de sí mismo. Ha escuchado.
 
Y como el ejemplo de mi tío hay muchos más. Mis abuelas, ambas, viven ahora en mi pueblo, al lado de mi casa. A veces eligen el pan por mí. O me recomiendan la mejor fruta de temporada. Mi abuelo me enseña las estrellas cuando llego tarde a casa y le ha cortado el filete a sus biznietos cuando ellos no sabían. Los tres están enterrados pobrecitos, el cementerio es precioso, pero hace mucho frío y a veces se dan un paseo y me visitan en mis sueños y me cuentan o me escuchan. Pero les veo montones de veces por la calle y me alegra lo saludables que lucen. Ya no les duele nada. Y ven con distancia aunque preocupados el mundo que ocupamos. Velan a su manera por nosotros, entre nosotros. Nos dan paz.
 
 

25/09/2016

ANTONIA Y NACHA

Calvas, collares de perlas, barrigas blandas. No es lo mismo. El público de Nacha Pop está formado por los históricos, los que conocieron el Penta como el pentagrama y por  advenedizos: hijos de los históricos y algún que otro despistado.
Nacha tocó en Navacerrada en los años 80. Fuimos a la plaza de toros. Era casi verano. Hacía un frío que pelaba. Casi nadie en el ruedo. Casi nadie pagó. Éramos todos fans auténticos, Nos sabíamos cada palabra de las canciones. Cada versión.
Además Antonio tenía familia en Nava. Era como si les conociéramos. Uno más entre nosotros. Les veíamos por las noches en Madrid y no éramos amigos, pero podían haber escrito sobre algo que nos hubiera pasado a nosotros. En realidad sus canciones hablaban de nosotros.

¿Quien era la chica de ayer?, podía haber sido cualquier amiga nuestra. Una amiga de una amiga. Por qué era tarde para comprender, había que volverlo a intentar. Estaba jugando con él? Cretina. Era personal.  Todos íbamos al Penta con la intención de escuchar canciones para conseguir amar
 
La música de Nacha nos acompañaba de Penta al bar de los Ginkases, al Delany's, al Rompeolas. La música de Nacha sonaba en los coches, en los bares, en las calles de Malasaña. Las calles mojadas que nos vieron crecer a todos nosotros. ¡Chica vete a tu casa no podemos jugar!

Cada sonido estaba en nuestras habitaciones. Mientras estudiábamos matemáticas intentábamos entender lo que eran paralelas que iban siguiéndose. Las ecuaciones nos dejaban paso al espacio en el tiempo. ¿Quiénes eran coordenadas de un par? Nosotros podíamos despejar esa incógnita que faltaba por despejar. Y es que no había nada mejor que componer, escuchar y oir a la vez.
Nuestros dibujos técnicos no dejaban atrás la perspectiva. Paralelas que nos seguían. Porque su amigo se ha echado atrás. Echando monedas en la cabina. En su casa aun no saben que escapó. Nosotros si lo sabíamos. Éramos cómplices de la escapada, mediamos el ángulo que formábamos entre nosotros. Queríamos entenderlo todo.
En un mundo descomunal...siento tu fragilidad. ¡Las dos! la cosa ha ido bien. Sí, mi amor, esto es delicioso. Pero puede ser mejor.

Cuando a Antonio se le caía la guitarra y Nacho le ayudaba a sujetarla. Cuando dejó de saberse las canciones y el público gritaba desenfrenado para tapar el silencio. Todos éramos Nacha, En el escenario y en el publico. ¡¡¡YO SOLO!!!. No me olvido de ninguno de vosotros! Y de vosotros arriba tampoco. Porque ¡no! no me olvido. Yo tampoco



 

24/09/2016

Y YO CAI...ENAMORADA DE LA ROPA JUVENIL



A partir de cierta edad y condición, la ropa esta hecha para quitársela. Para que te la quite. ¿O no? Cuando una mujer se engalana siempre piensa en como le desnudará él. Si será fácil desabrochar esa cremallera o si los botones son pocos o muchos. ¿En que otra cosa puede pensar? Igual que el hombre, cuando ve atravesar a su 'hembra' la alfombra roja solo fantasea en lo que tardará en bajar esa cremallera.
 
Cuando una mujer se viste siempre piensa en el día de su boda. Con ese vestido de espalda imposible, tan larga la linea de botones diminutos, tan juntitos unos a otros, tan pegados a la tela que parece un milagro que todos abrochen. Y la cucharilla con redondilla va a tener que hacer tu chico para desabotonarlos. No sabe aun que cuando llegue al final del día no va a dar pie con bola. Pero eso es lo más importante. Cómo se las va a apañar.
 
Sin embargo la mujer tiene absorbida la moral y el criterio por diseñadores que se empeñan en que nos vistamos del modo más antifemenino posible. Somos rivales. Nos ponen feas, feísimas. Hay dos estilos: cómoda o incómoda, para resumir. Ambos son la antilujuria.
 
Nos hacen pensar que lo bonito es la extrema delgadez, lucir demacradas, pálidas, sin curvas. Vestidos embutidos hasta resaltar las costillas o anchos como sacos de patatas. Esa flaca infinita con falda hasta los tobillos, camisa gigante (la fantasía es que es de él, la realidad: Se la compró enorme. Si fuera de él todavía podía encerrar algo de glamour, sensualidad). Encima un montón collares, chaqueta de lana gorda que suple la grasa que no tiene. Porque frío no hace. En plan Simone de Beauvoir. Meras imitaciones de la elegante Simone. O nos visten de farolas y nos prometen, cómplices, que os vamos a cautivar. O en plan chándal, comodísima, haciéndote creer que así eres libre. O medio desnudas, con vestidos llenos de encaje transparentes que más bien recuerdan a camisones o hacen creer que te olvidaste poner lo que iba encima porque parece una combinación. Sexi: susurra la marca en tu oído. Mentira. Quieren excluirnos del corazón masculino. No quieren que nos quieran quitar la ropa. Nada se intuye bajo el saco y si vas en ropa interior por la calle, entonces, ¿para que desnudarte.? Están matando el deseo.
 
Somos prisioneras del estilismo marcado por diseñadores que no enfocan la moda femenina para que la mujer esté guapa. ¿Como nos hemos creído que podíamos resultar físicamente atractivas de ese porte a los hombres? ¿Por parecer desvalidas o enfermas?
Volvamos a elegir, mujer. Reivindica tu feminidad. Ponte lo que te de la gana. No hagas ni caso.
 

18/09/2016

NO LE GUSTA SALIR EN LAS FOTOS

Porque en las fotos ve el paso del tiempo. Porque las fotos le hacen enfrentarse con lo que no quiere ver. Que ya no es hija, que ya no es novia, no es esposa, es madre, abuela, bisabuela. No quiere verlo. Quiere seguir siendo la chavala moderna que llegó a Madrid en los años 50 y rompió todos los moldes. Quiere seguir siendo la existencialista, lectora empedernida de Sartre y Simone. Donde está el tiempo perdido? Ya lo había advertido JP. Pero no lo encuentra. Se fue. Y no dejó rastro porque en las fotos sale tapada siempre. Se tapa con el pelo, se tapa con la mano, se esconde detrás de él, de ellos, se arrincona. No quiere salir en los recuerdos.
 
No entendió jamás la fascinación de una cana, disimuló cada arruga, se escondió del sol excusándose en lo oscuro de su piel. Se cubrió de cremas protectoras y regeneradoras. Se engalanó el cuello cuando empezó a acusar signos de vejez. Tapó los lóbulos de las orejas con pendientes mayores. Pintó sus uñas de oscuro para disimular manchas. Cubrió su cuerpo de capas de ropa de colores.
 
A pesar de las precauciones fue retratada muchas veces. Era una mujer fascinante. Y la cámara la quería. Las personas que la rodeaban querían guardar recuerdos gráficos de momentos concretos con ella. A sus amigos y a su familia les gustaba verla envejecer, la veían cambiar poco a poco. Aceptaban su pelo rojo o naranja, les hubiera importado poco que fuera blanco. Veían sus arrugas hacerse hondas es su rostro, pero escuchaban sus historias, disfrutaban sus comidas, su compañía. Y las arrugas desaparecían. Notaban cómo sus formas se ensanchaban, y lo aceptaban así.
 
Ella no se veía, no se miraba, se tapaba entera para no verse. Nunca quiso que la recordaran mayor, aunque lo fuera. Su aspecto era aceptado por todos menos por ella misma. Pero estaba ahí, en el objetivo indiscreto que en realidad sacaba su alma, no su vejez. Se hizo mayor, envejeció, engordó. Se llenó de arrugas. Y creyó que había engañado a todos. Se comportaba como si nada de eso fuera real. Su lucha era esconderlo. Cuando fue mayor era ya demasiado tarde para reaccionar y disfrutar de cada momento, que quedaba retratado.
 
 

16/09/2016

EL INGREDIENTE SECRETO.

¿Qué se puede hacer cuando uno ha perdido la confianza? ¿Dónde está el límite? ¿Cuál es la señal que te advierte de que pares? De que ya no puedes ni quieres aguantar más.

Cuando todo es mentira. Es el fin.


Cuando todo es mentira es el fin.
 
Al empezar algunas cosas a ser ciertas, después de una tormenta de traiciones,  el descrédito es muy fuerte, la desconfianza alojada en la barriga recuerda cada rato el dolor y no hay razón que valga.


Quizá la religión dé la paz bastante para relativizar. Perdonar es la solución. Tiene que ser un ser superior, un padre, quien aporta la paz y el abrazo: El sosiego para seguir, para no mirar atrás y empujar hacia la vida. El padre te enciende la luz, te da esperanza. ¿Dónde está el padre? El padre está siempre. Es el ingrediente secreto de la sopa del día.


Dicen que hay dos modos de luchar contra el mar: Con un muro muy gordo o con un talud muy suave. Es ésta una enseñanza paternal, llena de sabiduría y generosidad. Porque en la vida existen dos modos de enfrentarse a las cosas: Con rigidez o con flexibilidad. Dejas pasar la ola y la calmas o la paras, la reflejas, te parapetas.


Personalmente creo que es más inteligente la flexibilidad porque en los muros siempre hay fisuras. Es imposible cerrarlo todo, no hay manera de estar pendiente de cada detalle. A veces incluso al tapar una grieta sale otra. La angustia que provoca estar alerta constantemente va acompañada de un ahogo; la necesidad de controlar todo para alcanzar la paz la aleja necesariamente.


Pero para ser flexible te tienen que haber querido mucho de pequeñito y con eso haber conseguido la armonía y la serenidad de la madurez. Te tienen que haber cuidado a lametazos, como se hace con una cría.
 
Empecé con la tormenta. Acabo en la playa. No hay nada como el mar y mirarlo.

16/08/2016

EL NEGOCIADOR

No hay mejor negociador que un padre, o una madre. El mejor libro de autoayuda no le llega a un padre ni a la altura del tobillo. Esta es una afirmación irrefutable. Y quien me lleve la contraria es que todavía no ha tenido hijos.
 
Hablo en plural. Un hijo único es diferente. Da mucho de lo que ocuparse, es cierto. El objetivo de un padre sensato es que un hijo único sepa desenvolverse y compartir cariño, porque lo ha tenido todo para él, con sus consecuencias, que son buenas y malas a partes más o menos iguales. Requiere también habilidad en la negociación. Es un tira y afloja continuo. El hijo pide y el padre da o no. El hijo quiere y va intentando romper las barreras impuestas, cada no lleva su ¿Y por qué? en forma de réplica. Y así hasta el final. Pero dos hijos es más. Dos, tres, cuatro... El punto de inflexión según los expertos es tres. Ahí está la diferencia, cuando ya no se tienen manos para cruzar juntos la calle. El padre, además de negociar, contemporiza y le dice al mayor que cuide del pequeño y a éste que obedezca al otro. Al más espabilado pero despistado le premia por una cosa e intenta que se centre. Al torpe le alaba cada progreso. En las peleas media sin dar a nadie la razón, escucha a las partes y trata de ser objetivo. A veces aguanta la risa. 0tras no sabe de donde sacar la paciencia. Cada día es un reto. Ninguna jornada es igual a la anterior. No sirven lo consejos, porque todo son novedades. El "te lo dije" es una constante universal en la vida del progenitor. Y por mucho que se esmere hay muchas posibilidades de fracasar.


Me río yo del negociador de profesión. El que evita que el inmolador se inmole, que el suicida salte, que el secuestrador asesine a los rehenes. Esas normas policíacas absurdas: Nunca digas "no" ¡MENTIRA! Hay que decir que no, es como el eufemismo con los negros, que si son personas de color. Sí, son personas de color negro. No entiendo la tontería de no llamar a las cosas por su nombre. No es no. El resto solo es confusión. A los niños hay que decirles que no tantas veces como sea necesario. Hay que lidiar con su demanda y que ellos aprendan dónde quedan los límites para poder vivir. Y cuanto más claro sea el mensaje más tranquilidad en las partes.

09/08/2016

LA MADRE DE MIS HIJOS





Una mujer de bandera entra en el local. Es hermosa, alta, estéticamente armónica. Aparece arrollando, la mirada al frente, la barbilla en proa, la melena ondula en el viento que ella misma genera. Casi se puede tocar el rastro que deja su figura. El bolso al hombro.  Tez oscura. Camiseta blanca, falda oscura por debajo justo de la rodilla, plisada y zapato de salón. Sus zancadas son tan grandes como su vestimenta le permite.

Ha causado una conmoción inmediata en el ambiente. Empiezan los susurros, les sigue un silencio hueco. Hay muchos hombres en el bar. Todos son elegantes, llevan corbata, camisas blancas. Son jóvenes. Juegan al bride, discuten acaloradamente. Beben cerveza.

Ella parece rotunda por sus andares. Independiente por su gesto. Educada, por su forma de vestir, clásica, elegante y algo atrevida. Quizá sea extranjera. Tan morena. Puestos a soñar debe ser inteligente. Ha venido a un país extranjero ella sola. Será una viajera ocasional. Hija de un diplomático tal vez. Hermana de un militar, Seguro que es valiente. Nada puede parar esa energía,

Su halo ha sido la marca que ha sellado su futuro. Él la ha visto entrar, como todos. Como el resto, ha dejado de respirar. Pero sólo él ha pensado exactamente eso "¿Quién es? Ella será la madre de mis hijos." No es su olor. No será su conversación. No es su belleza. No será su paciencia y su candor. Es previo al camino que ya han emprendido.

El  conjunto es la respuesta. En la integral está la solución. Ella será la madre de sus hijos. Y lo será porque pocas cosas hay más emocionantes, más cercanas a la felicidad que ser madre. El reconocimiento en la manada de la fémina adecuada es propio de nuestros más remotos antepasados. Es instintivo, animal. Tiene que ver con la supervivencia de la especie, de la familia. Las señales que le hacen desear a una mujer como madre de sus vástagos crea una sensación de seguridad, de madurez...equiparable a la más grande de las emociones.

Lo malo llega después. Cuando ya es la madre de los hijos de él y nada más. No ha habido engaño. Les dio bien de comer. No hubo mentiras. Ni traición. Pero tampoco nada más. Ella construyó su fantasía de novela a través de ese hombre por el que fue elegida. Desempeñó a la perfección su papel de esposa, previo al de madre. Pensó que detrás estaría la vida en común y el amor. Ella se dejó elegir por sus propias miserias, por sus propios miedos. No eligió al padre de sus hijos. Ella ni siquiera vio al entrar en ese bar, hace ya más de 50 años, a quién la había seleccionado y marcado su futuro.