Seguidores

17/08/2020

¿CÓMO TE DEFINIRÍAS?

 

Menos mal que nos soy famosa. Cuando oigo o leo una entrevista, paseo por las preguntas con interés. Disfruto con algunas respuestas, no entiendo otras. Aprender, eso es lo importante. Voy saltando del entrevistador al entrevistado. No siempre es fácil distinguirlos, hay momentos de confusión que se resuelven con letra negrita; otras veces anteponiendo las iniciales, para poder seguir el dialogo. Como si fuera una obra de teatro. Llega ese momento, casi siempre al final del proceso, quizá porque al periodista le escasean los recursos ¿o acaso está todo previsto?;  en el que agradezco no pertenecer a la farándula, no ser un abogado de prestigio, arquitecto de éxito, cantante de moda, costurera de postín, cocinero cinco estrellas. La serenidad me colma, siento la gratificante paz que otorga el anonimato. Nadie me ha preguntado nunca a través de una alcachofa o con una grabadora encendida “¿Tu, cómo te definirías?". Primero, ¿a ti qué te importa?. ¿Qué más te da cómo se defina a sí mismo un actor famoso? Yo es que no siento esa curiosidad. Me gustan sus películas. Punto. A lo mejor es un imbécil. Ya. Pero es que es un actor, no un filósofo. ¿Qué me importa a mí cómo se defina a sí mismo mi cantautor favorito? ¿Acaso quiero destrozar un mito? Sigue cantando igual, desafina lo mismo. ¿Le importaba a alguien como se hubiera definido a sí mismo Cervantes, Mozart, Bertolucci? Además, ¿Qué pregunta es esa? ¡y yo que sé! No me miro al espejo, como para definirme.

Lo que más miedo me da de la fama no es que me paren por la calle, no son los autógrafos, no es la falta de privacidad, que me trae al pairo. Cuando uno se quiere esconder, lo hace, por muchas cámaras que haya al acecho. A mí lo que me da miedo son las preguntas. Quedarme pasmada, como una tonta. Bueno, pensándolo bien, puedo contestar con un “a ti qué te importa”; o, como decía mi tocaya de apellido, Soledad, que bajaba por el monte oscuro.

Cobre amarillo, su carne,

huele a caballo y a sombra.

Yunques ahumados sus pechos,

gimen canciones redondas.

 

Y contestaba a una pregunta incomoda:

dime ¿a ti qué se te importa?
Vengo a buscar lo que busco,
mi alegría y mi persona”.


El romance de la pena negra, me las hizo pasar canutas en alguna clase. Entendí porqué no nos habían llamado Soledad a ninguna.

En cuanto a la fama: Oigo a mis amigos, que algunos son famosos o muy famosos por distintos motivos que no puedo revelar. Tendría que matar al lector. Y eso es imposible, Primero porque no sé si existe tal sujeto; segundo porque no sé quién es, si es que existe; tercero porque si existe, estoy encantada y si encima le conozco, no quiero matarle, porque seguro que le quiero. Y por último porque no. Total. Que tengo amigos de postín. Les veo sueltos en las ruedas de prensa. Tal cual. Con su camisita y su canesú. Con sus collares ella, su pelo corto fuego, como siempre. Él no abandona su despeinado ni esconde las canas, las gafas rotas, con un esparadrapo, se le caen. Parece seguro, tranquilo, a pesar de que le está cayendo la del pulpo. Contesta como cuando Luis de Paz (mi profe de mates del colegio, que intentó estudiar Caminos) preguntaba en clase "cuál es la integral de uno dividido por x". Nos premiaba con notazas esos interrogatorios sorpresa. "Ni idea". "Neperiano", contestaba otro que tenía hermanos mayores, porque eso no lo habíamos dado.

Recuerdo una entrevista de un periodista que era muy exagerado, que parecía que se iba a caer de la silla, usaba frases propias que se hacían virales, sin existencia de red: se dice, se comenta, se rumorea...a una vedette de piernas larguísimas y supuestas relaciones inconfesables fuera del matrimonio.  Le preguntó cuál era la parte de su cuerpo que más le gustaba. Yo estaba pegada a la pantalla sorprendida de que no apreciaran los rombos por ninguna esquina.  La rubia que tapaba solo parte de su cuerpo con lentejuelas, dijo: "mis manos".  

Lo que me deja perpleja de los famosos no es tanto la desenvoltura con lo suyo, que se les supone, si no con esas preguntas sorpresa. "¿Que piensa usted de la inmortalidad del cangrejo?" Yo creo que lo tienen preparado. Porque no hay famoso que se precie que se quede callado ante una bobada de esta categoría. Es como si te piden que te pongas en pelota picada en el autobús. parece una broma de mal gusto. Una novatada. Y yo no quiero pertenecer a ese clan, sobre todo si aceptan a gente como yo como miembro. Y es que tengo una amiga que lo que quería ser es una chica jaula, de esa que bailan vestidas de panteras entre barrotes. Sí, cada uno con sus fantasías y sus terrores.  A mi lo que me da miedo es que me pillen en un renuncio. Tengo como costumbre, mala, intentar agradar a todo el mundo.  Y al final, me confundo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario