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19/08/2020

DIAS EN BLANCO

Los días en blanco son aquéllos en los que la pena no te deja avanzar. O en los que no tienes el coraje o la fuerza de luchar lo bastante.  Yo quiero pensar que son días que uno necesita, necesita para recomponerse. Son actuaciones del alma, son avisos internos para que te estés quieto, para que lamas tus heridas, para que cojas fuerza. A veces los días en blanco son largos o muchos. A veces son muchísimos y eso da susto. Los días en blanco son aquéllos en los que la pena no te deja avanzar. O en los que no tienes el coraje de luchar lo bastante. Son días en los que no se entiende como se puede salir de un hoyo sin ayuda. Son días de arenas movedizas, en los que cualquier intento de escapar te acerca más al fondo, que ya creias haber tocado, pero que está mucho más profundo. Hondo.

 

Cuando vi el libro "los días iguales ", de Ana Ribera, supe sin abrirlo que trataba la depresión. Era fácil. Je. No es que sea yo inspector de la "sireté". Je, je. Es un libro blanco por fuera. La depresión, como la pena, es blanca, por muy negro que se vea todo cuando se está dentro.

Es un libro honesto. No es el libro de un terapeuta; no es, ni mucho menos, un libro de autoayuda.  Es una confesión en toda regla. Es una declaración de intenciones, es casi un grito, un testigo, para que conste. No sé si sirve para que alguien se reconozca en su patología, no sé si vale como alerta.  Pero yo me lo he leído llorando, desde el principio al final. Sin poder parar de llorar. Con la cara salada, seguía leyendo. 

El libro resume un acto de generosidad y valentía de un enfermo que relata lo que le pasa, que cuenta con todo el rigor que puede, lo que le ha ocurrido. Quizá no tanto para que no le vuelva a pasar, sino para reconocerse. Porque la depresión deja a las personas sin sonrisa. Y la sonrisa es el espejo del alma. Hasta que no se recupera la auténtica sonrisa,  la que se sale por los ojos, la que desordena los dientes, no se puede cantar victoria. Porque, ojo, la depresión es peligrosa. Muy peligrosa,  no tiene nada de baladí.  No es estar triste porque has suspendido o te ha dejado tu novio. No. Es sorda y contundente. Además casi nadie sabe muy bien qué hacer ni cómo ayudar al amigo enfermo de depresión,  al pariente deprimido. La enfermedad mental es abstracta para el público en general y existe un desconocimiento y un miedo casi irracional a su reconocimiento. Aceptar que se está deprimido o que alguien querido lo está, es un bofetón con la manos abierta. Es un tortazo de categoría. Supone cuestionarse mucho a uno mismo, tanto si eres el sano como el paciente de la ecuación. El contacto con el enfermos y el modo de hacerlo es el gran desconocido. Pocos saben cómo acercarse. Eso deja aún más indefenso y solo al paciente, lo que le ayuda poco en su eventual curación. La depresión no es contagiosa pero da mucho susto. Es una máquina de hacer el vacío.  Suena "plop", y se aísla el enfermo.  El círculo de amigos, familia es satélite del enfermo. Sufren daños colaterales. 

La depresión es muy dañina y de consecuencias a veces irreparables. Así que, gracias Ana por este trabajo.


3 comentarios:

  1. Hola, muchísimas gracias por esta reseña. Me has hecho llorar y temer que vuelvan esos días.

    Un abrazo y gracias

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    1. Parece que vas a tener algún lector más. Me dicen por el pinganillo 😊

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  2. ¡Gracias a ti! Eres una jabata.

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