Vamos a ver. ¿Quién puñetas ha hecho viral la serie esa del "juego
del calamar"? ¿Quién?
Primero, es una serie coreana. No sé cómo ha llegado aquí. Bienvenida
sea. En mi caso es la primera que veo un producto cinematográfico de la
península en cuestión. Nunca había visto una película coreana, no he leído un
libro coreano ni conozco su arte. No presumo de incultura. Reconozco algunas de
mis limitaciones. Ojo, conozco el tren coreano, que va a toda pastilla, nada
que envidiar al Shinkansen, tren bala. Pero eso es otra historia. Como
redención no es malo enfrentarse a una serie de la que se discute en todas las
tertulias de postín. Para saber de qué hablan. Y por miedo a que en una de esas
me estropeen el suspense desvelando el argumento, me he dado un atracón. Me la
he visto entera.
Vamos a ver. Barata les ha debido salir mucho. La mitad de los actores
van completamente tapados durante todos los capítulos, o sea que el papel lo
puede hacer cualquiera. De la otra mitad, por circunstancias, los personajes
van desapareciendo rápidamente a medida que avanza la trama. En definitiva, en
sueldos no se han gastado un duro. El escenario, salvo alguna toma en la
ciudad, es de lo más sencillo. Económica producción. En caretas, habrán hecho
una pequeña inversión. Nada más.
Pero la trama. Ojito a la trama, que no tiene desperdicio. Con detalles
del tipo de esa famosa escena de Misión Imposible, creo, donde se mezclan las
fallas con los San Fermines y la Semana Santa; con fatales consecuencias que no
afectan solo a la vestimenta mezclada entre nazarenos y camisas blancas con
pañuelo rojo anudado al cuello y chapela, ¡figúrense! Pidiendo a San Fermín a
la par que arden los pasos y el silencio cubre la noche. En la serie coreana ¡hasta
hay una alusión a la Biblia!, a una parte de todos conocida, familia directa de
Eva y Adán. Es una flipada del 10. Además de una crítica salvaje al occidental,
es una barbaridad. No entiendo cómo se ha podido hacer famosa. Quizá esperando
que pase algo diferente durante los nueve, que son nueve, capítulos. Quizá.
Pasar, pasan cosas, va creciendo el disparate cada vez más deprisa. A lo mejor
la iluminación o la música son buenísimas. O los títulos, como están en
coreano, cualquiera sabe. Vale. Pero si es que se burlan de todo. Nos ponen, al supuesto primer mundo , sobre
todo a los norteamericanos y a los ingleses, a caer de un burro. La mujer es
una histérica en líneas generales y el hombre una especie de neandertal. Hasta
ridiculizan los clubs donde empezaron algunas de las mejores voces, a
entretener al público mientras bebía. Demagogia en Estado puro. Por no hablar de los valores, de la
amistad, de la codicia, de la misericordia. Un reflujo de retórica comunista,
con bombas verborrea sobre igualdad social, representada con igual vestimenta,
chándal cutre los unos y cara descubierta; túnicas y caretas y armas los otros. ¿Mismas
oportunidades? Mentiras y monsergas. Hasta la máscara del líder es diferente.
Siempre hay diferencias. Es un cúmulo de virtudes la serie. El miedo de las
personas, la envidia, las quimeras, la rivalidad elegida frente a la
solidaridad, la falta de afecto, las argucias. Tintes todos de la miseria
humana.
Se venden disfraces para Halloween de los personajes de la serie. Muy
interesantes la oferta variada: chándal cutre, Dark Veider, La casa de Papel y
una muñeca que da miedo. ¿Tú qué te pides?
Pero como ahora se ha puesto de moda verla, nada, hay que verla; y me
pregunto qué comentarios habrá en los corrillos. "Muy fuerte tío, pero muy
fuerte" No. Es más. No puede ser. Hay límites que no se deben rebasar. Y
eso de presumir de ver cosas originales está muy bien hasta cierto punto. Ya
hemos pasado por la moda de las series de los guapísimos turcos. Que son la
novela que veían nuestras madres y abuelas, pero en turco. No es nada profundo
ni importante. Primeros planos repetidos. Escenarios de ciudades de cartón.
Argumento de altura que consiste en un cotilleo vestido de película. "En la fábrica todos saben que Don Jaime se
ha casado con doña Inés habiendo embarazado a Puri que a su vez teje en el
taller de Luis Ángel, primo del hermano de Lucía, hija del abuelo del alcalde,
tan desgraciado el pobre, que tuerto lo dejó la guerra de ahí su genio
atormentado”; total, un lío que ni el guionista se aclara.
Puede ser que el fondo y base y mensaje de la serie sea la denuncia del
endeudamiento al que se ven sometidas las familias de Corea del Sur, hecho que
ocurre en el mundo entero. No me parece la manera, la verdad. Basta ya de modas
y a recuperar el criterio, que es gerundio.
¿Tendré que verla tambien? Todo El Mundo que conozco se pega El atracón. María, ¿de Verdad no viste Parasitos aun?
ResponderEliminarNooo
ResponderEliminarMaría, con tu permiso, comparto tu crítica por doquier, que ya estoy harta de oír mencionar esta serie. No la he visto y me has quitado las ganas de verla. Tengo tantas buenas recomendaciones que ver, que no hay tiempo para esta. A todo el mundo le encantó Parásitos. Yo no pude terminar de verla. Ni intento ver esta. Muy bien escrita tu crítica.
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarA Todo El Mundo no gustó Parasitos, pero es buen cine sin duda. A casi nadie dejó indiferente, como El cine de Almodovar. Yo lo recomiendo y Creo q a María le gustará.
ResponderEliminarIván, Victoria. No he visto Parásitos. La veré, espero.
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