Me gustan esos días del
final del verano en los que el amanecer vaguea, como si se hiciera de rogar.
Huele a sábanas calientes. Hace frío fuera. Pereza y regusto. Se hace lenta la
salida del sol. Me gustan esos días del arranque del otoño, en los que la luz
se reparte antes por los tejados que por el propio cielo. Me gustan esos días
de final de septiembre en los que la lluvia parece querer imponerse. Y
finalmente se rinde. Nubes de plomo pesan sobre el horizonte, y solo tras una
lucha propia de Titanes, se va haciendo cargo el Rey, astro donde los haya. Nubarrones
planos y paralelos al paisaje descansan formando un escuadrón, en barrera
oscura. El naciente va iluminando, poco a poco, se despereza a la vez que mis
ojos. Reflejos y rayos dan pistas sobre lo que será el nuevo día. Esperanza de
cambio. Ilusión. Todo va a ir bien.
Pasa en un instante.
Me gustan esos días en
los que el anochecer no llega del todo, la luz siembra recuerdos en los
edificios de cristal. Retienen cierta claridad propia del atardecer y hacen un
juego con el ocaso. Reparten resplandores pequeños, rayos valientes. Finalmente
se cierra el día. Los miedos se encajan en los rincones de la noche. Esperanza
de cambio. Ilusión. Todo va a ir bien.
Esos días a mí también me gustan. Abrazo!!
ResponderEliminarGracias!
ResponderEliminarQue bonito. Está lleno de esperanza!
ResponderEliminarGracias Isabel 😘
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