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25/05/2020

SON MUCHOS AÑOS


Dibujo de MdC
No. No es que sean muchos años, es mucho más que eso. Me fastidia la gente que dice, “sí, hija, es que son muchos años”. Intersectan conjuntos disjuntos, juntan paralelas, fusionan dimensiones lejanas, confunden el tiempo con el amor. Es mucho más que eso. El tiempo no es un valor añadido si no está lleno de amor, de pasión, sentimiento. Lo profundo de la emoción marca el ritmo al segundero. ¿Qué es el tiempo sino una medida relativa del transcurso de nuestra vida por aquí? Una forma de acotar nuestras etapas, de nombrar el envejecimiento. De encontrar referencias a las que recurrir.
Puedes pasar la vida entera al lado de alguien y morir indiferente a su presencia. Invulnerable a su estupidez. Es una opción, resultar invisible o, transparente para el otro. Por muchos años que pases a su lado. Hay quien confunde el tiempo con el amor, con el aprendizaje, con el camino. No estoy de acuerdo con que sea el tiempo acumulado lo que hace fuerte la unión. En un segundo, a veces, se rompe una vida. Por décadas que hubiera de amistad, de amor, de lazos familiares, se marchitan con una gota de lluvia en el océano. Un mal día, un paso equivocado, ese último malentendido deshace con la misma eficacia algo breve que lo que duró cien años. Hay quien que valora el amor en tiempo compartido. Una rosa pierden todos sus pétalos sin solución de continuidad. Para mí, lo importante no son tanto los años, lo que vale es la historia, las emociones, la implicación, la complicidad. El haberse dedicado uno al otro, haber estado atento a la alegría y al cansancio. A la pena. A las circunstancias, en fin.
Para que los años cuenten, deben estar llenos. Y ese es nuestro trabajo. Colmar los días de amor, de alegría. No dejar espacio a la queja. Evitar la ponzoña y la envidia. Alegrarnos por las flores en las ventanas de los otros. Cultivar la alegría y crecer con ella. Solo así puntúa el tiempo.

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